Los impuestos se han caracterizado por su aporte a la sociedad, siendo la base sobre la que se sustentan las economías y como argumenta el Fondo Monetario Internacional (2021) constituyen la mayor parte de los recursos fiscales de los que disponen los Estados para financiar sus erogaciones, y de esta forma pagar muchas de las actividades en las que se basa el funcionamiento de las sociedades, como las escuelas, la atención sanitaria y los servicios sociales. Ahora, una de las obligaciones tributarias más representativas es el impuesto a la renta, que como señalan Álvarez, et al. (2018) es un tributo que se graba sobre los ingresos netos obtenidos por los contribuyentes dependiendo de factores sociales, económicos, culturales y geográficos.