La praxis universitaria, como reflexión ética-crítica, debe centrarse en el debate que se gesta de la diversidad del saber, de la ciencia y del conocimiento, pues, la universidad y los que la integran, son tan diversos, que se asemejan a la biodiversidad florística y faunística. La universidad construye a través de sus dinamias y sinergias, sujetos de saber y de pensamiento.