Resumen en español

La presente investigación analiza la relación intrínseca entre el comercio internacional y las finanzas, destacando cómo esta interacción facilita el desarrollo y la estabilidad económica de las naciones. Los flujos de capital generados por el comercio internacional, que incluyen la inversión extranjera directa y las transacciones financieras transfronterizas, juegan un papel importante en la configuración de los mercados financieros, pues influyen en las tasas de cambio, afectando la competitividad de las exportaciones y la balanza de pagos de los países involucrados; contribuyendo a la liquidez y la volatilidad de los mercados de divisas, bonos y acciones. El trabajo enfatiza en la importancia de los instrumentos financieros como las cartas de crédito, los seguros de crédito a la exportación y los derivados financieros, los cuales mitigan los riesgos inherentes al comercio internacional, no solo facilitando las transacciones comerciales y asegurando el cumplimiento de las obligaciones contractuales, sino que también permitiendo a las empresas gestionar eficazmente el riesgo cambiario y el riesgo de crédito, protegiendo así sus márgenes de beneficio y estabilidad financiera. Así como el comercio internacional presenta beneficios, también enfrenta desafíos significativos, como los riesgos financieros (riesgo cambiario y riesgo político) y las barreras no arancelarias, la gestión eficaz de estos desafíos requiere políticas económicas sólidas, una regulación adecuada y el uso estratégico de instrumentos financieros. Como resultado del presente estudio, se evidencio que el comercio internacional, respaldado por un sólido marco financiero y regulatorio, es fundamental para el desarrollo económico global, su capacidad para generar crecimiento, empleo y competitividad es innegable. Sin embargo, para maximizar estos beneficios, es necesario que las naciones adopten políticas que promuevan la estabilidad financiera, la innovación y la cooperación internacional, solo a través de un enfoque integral y coordinado se puede asegurar que el comercio internacional continúe siendo un motor de prosperidad y desarrollo sostenible en el siglo XXI.